El bisfenol A, también conocido como BPA (Bis-Phenol A), es una sustancia química industrial que se combina con otros componentes para fabricar, principalmente, plástico de policarbonato y resinas epoxídicas.
Actualmente, está en todas partes. El BPA lo encontramos en botellas, fiambreras, platos, vasos, cubiertos… Un montón de productos, algunos reutilizables y otros no, relacionados con nuestra alimentación, como pueden ser las latas de bebidas o los envases de comida.
Porque es un material muy resistente, ligero, transparente y con una alta resistencia al calor. Vaya, un policarbonato único entre las múltiples opciones de termoplásticos que podemos encontrar hoy en día en el mercado. Además, se descompone con mucha facilidad en el suelo y en el aire.
Pero, aunque parezca un material perfecto para todo, la verdad es que no lo es. El BPA puede convertirse en una sustancia tóxica para nuestro organismo. De hecho, está demostrado que el bisfenol A puede filtrarse en los alimentos o en las bebidas de los envases fabricados con este material.
Al contaminar los productos que consumimos, el BPA puede ser absorbido también por nuestro cuerpo, provocando, en cantidades muy elevadas, posibles efectos sobre nuestra salud. Según algunos estudios, fetos, bebés y niños serían los más afectados por la absorción de este componente, provocando, incluso, aumento en la presión arterial, Diabetes Mellitus tipo II o enfermedades cardiovasculares.
Si te preocupa este tema, aquí tienes algunas recomendaciones para evitar la exposición de nuestro organismo al polémico BPA o bisfenol A:
El bisfenol A también es un componente contaminante, sobre todo en aguas de ríos y mares. Aunque el BPA se descomponga con mucha facilidad en contacto con la tierra y el aire, no ocurre lo mismo cuando entra en contacto con el agua. En 2019, una investigación realizada por varios científicos y publicada en el Bulletin of Environmental Contamination and Toxicology, evidenció que el BPA no empieza a degradarse en el agua natural de los ríos hasta pasados 50 días. En el agua de mar, es mucho peor.
Según el mismo estudio, no se encontraron signos de degradación en el mar hasta pasados 150 días. Así que el BPA no solo es perjudicial para nuestro organismo, sino también para nuestro entorno.
Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sigue sin prohibir el BPA, aconseja a los consumidores reducir, en la medida de lo posible, su consumo y exposición.
Puedes pasarte a los envases alternativos para evitar el exceso de productos con BPA. Aunque pienses que no hay propuestas reutilizables y resistentes libres de BPA, hay muchas. Por ejemplo, los vasos reutilizables y bowls de Ecogots son no contienen ningún tipo de plástico.
Es importante que la alternativa cumpla todos los requisitos: libres de BPA y reutilizables (los Ecogots son fabricados con cáscara de arroz), aptos para microondas y lavavajillas, y realmente resistentes.
Si estás en casa o en la oficina, también puedes optar por recipientes de vidrio, porcelana o acero inoxidable. Ya sabes. Intenta disminuir el uso de envases de plástico convencionales, aunque sean reutilizables. El planeta y tu salud te lo agradecerán.
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